Lo ha vuelto a hacer. Rafael Nadal es un monstruo. Acaba de ganar, por séptima vez (nadie lo ha hecho antes) Roland Garros. Qué mal acostumbrados nos tiene. ¡Enhorabuena Rafa!
A pesar de enfrentarse al número uno del mundo, Novak Djokovic, Rafa es el rey de la tierra. Y París, su segunda casa. Y eso a los franceses no les hace nada de gracia. Qué saquen ahora al guiñol de Nadal, que menos gracia nos hace a nosotros.
Señor dentro de la pista y fuera de ella, Nadal es un ejemplo de deportista. Profesional y buena gente. Ayer ,cuando se paró el partido, me llamó la atención un gesto de Rafa, que salió del vestuario y mandó dar su raqueta a un recogepelotas que se la había pedido. Es un orgullo ser compatriota de un tío así. Genio y figura.
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