San Valentín es una fiesta impuesta por los americanos como ocurre con Halloween. Cualquier día celebramos el 4 de julio también (Bueno, nosotros lo celebramos porque es el cumple de Ambru).
A pesar de ello, su origen se remonta al Imperio Romano. En el siglo III, bajo el poder de Claudio II, un sacerdote, llamado Valentín, se rebeló ante él por prohibir el matrimonio entre los jóvenes. Según el emperador, los solteros eran mejores soldados, pues tenían menos ataduras.
El sacerdote decidió celebrar bodas en secreto, pero Claudio se enteró y lo llamó a Palacio. Antes de ser encarcelado, Valentín hizo ante el emperador proselitismo. El emperador Claudio mostró interés, pero sus allegados rápidamente le quitaron la idea de la cabeza.
Para reírse del sacerdote, el oficial Asterius, le retó a que devolviera la vista a su hija Julia, que era ciega de nacimiento. En nombre de Dios, Valentín hizo que la niña volviera a ver.
Asterius y su familia, sobrecogidos por lo vivido, se convirtieron al cristianismo. Aún así, el sacerdote siguió preso y murió martirizado el 14 de febrero del año 270.
Así que el día de los enamorados se celebra hoy porque Valentín casara en secreto desafiando al poder del emperador y muriera un 14 de febrero.
Para mí, a pesar de estar enamorado de mi churri. No deja de ser un día normal. ¿Por qué hoy tengo que demostrarle un cariño especial a mi novia? Por que nos lo impone el consumismo. Para que gastemos. Aún así: ¡Nadia, te quiero!
Hoy es especial para mí porque me acuerdo de mi abuelo Tin. Tin de Valentín. Yo tenía solo 7 añucos cuando se fue. Por supuesto que al cielo. Directo. Porque, aunque yo fuera tan pequeño, recuerdo perfectamente que era una gran persona. Apenas disfruté de él. Y lo que más rabia me da, es que mi hermana no llegara a conocerlo.
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