Leo Messi se ha tenido que ver las caras contra un robot-portero japonés con más silicona en los labios que Yola Berrocal.
Una prueba que consiste en marcarle el mayor número de goles a un guardameta, que cuenta con la ventaja de moverse con un sensor y cubrir una portería de dimensiones reducidas, que forma parte de un concurso de una cadena nipona.
Una prueba que consiste en marcarle el mayor número de goles a un guardameta, que cuenta con la ventaja de moverse con un sensor y cubrir una portería de dimensiones reducidas, que forma parte de un concurso de una cadena nipona.
Messi tan solo fue capaz de hacerle un golito (y cómo lo celebra). Seguro que Ferry, colaborador (en paradero desconocido) de esta casa y jugador de Mecal, le habría metido más. No obstante, el pasado verano ya se enfrentó a un portero de características similares en las ferias de Santiago en Santander.
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