En Sao Paulo, Brasil, un hombre decidió atracar una farmacia. Pero el plan no fue lo suficientemente bien calculado, pues la cosa no salió como él esperaba. Mauricio Ferro, alias Pipita, fue a por aspirinas y le pusieron un supositorio.
No sé si será cierto o no. Tanto como si la historia es real o falsa, hace gracia. Y por eso la comparto con vosotros, ladrões do meu coração...
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