Se nos ha ido a ordeñar las vacas y a segar los praus celestiales uno de los últimos auténticos pasiegos. Policarpio Sainz "Carpio", hasta hace unos días moraba en una cabaña en La Braguía sin agua y sin luz. A pesar de no contar con las prestaciones de una casa normal, Carpio vivía como quería.
Tres semanas que pasó en una cama. Algo en lo que jamás había descansado. Pero ayer, finalmente, el cáncer se lo llevó. Pero su espíritu seguirá en las praderas del puerto en el que el habitaba. Y en la memoria de los cántabros.
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