Leo es un gran perro, no de tamaño, pero sí de corazón. Dejando a un lado su propio instinto de supervivencia y la rivalidad natural entre perros y gatos, arriesgó su vida para salvar de las llamas la de cuatro cachorrucos gatunos que se habían quedado en el interior de una casa en llamas, en Melbourne (Australia), de donde afortunadamente toda la familia pudo escapar del incendio.
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