Hoy, Sábado 16, hemos visitado otras dos famosas islas de la Laguna de Venecia: Burano y Murano. La primera famosa por por la producción de encaje de hilo y sus casitas de colores (según se cuenta para que los pescadores las pudieran distinguir a lo lejos pese a la habitual niebla de la Laguna) y la segunda conocida mundialmente por la fabricación desde 1291 del famoso cristal de Murano.
Cuando estábamos esperando para coger el ascensor para bajar a desayunar nos cruzamos con españoles. Nadia llevaba puesta la camiseta del Barça (por eso de que hoy se jugaba el clásico) y un señor le dijo que si era del Barça. A lo que, evidentemente Nadia le respondió que sí. Y a la vuelta del desayuno le volvimos a ver, y nos dijo "Aupa culés". Yo le dije que yo no era culé. No le gustó. Jeje. Y es que yo también llevaba la camiseta del Madrid debajo del jersey, no se me veía. También nos dijo que si nos enterábamos donde lo daban que le avisáramos.
Burano es una isla muy pequeñita, en poco tiempo se ve. A penas tiene monumentos y cosas que visitar, lo bonito de ella es su encanto, con sus casas de colores y su canales.
En Murano estuvimos más tiempo. Aunque no entramos a ninguna demostración de cómo se trabaja el cristal, dimos un paseo por ella viendo escaparates. Aquí comimos en la Trattoria ai Vetrai el menú del turista (15 € cada uno). Yo comí lasagna bolognesa, calamares fritos (lo que vienen siendo rabas) y agua. Nadia lasaña también, pero de pescado (o de eso entendimos que era, porque del mar solo parecía tener gambas, aunque a Nadia le pareció que estaba muy buena), ensalada mixta y agua.
Durante la comida oímos un "nooooo". Y es que comer sentado junto al canal tiene sus inconvenientes, ya que a una chica se le calló el abrigo con la silla donde le tenía posado al agua.
Y al lado nuestro se sentaron unos "chinitos" muy simpáticos que habíamos visto antes ya en el vaporetto haciendo fotos a una niña.
Después de comer dimos un pequeño paseo y al poco tiempo cogimos el vaporetto hacia Venecia. En la parada, un niño se quedó mirando a Nadia, que se le veía debajo de la chaqueta la camiseta del Barça. Se lo dijo a su hermano bajito, y Nadia que le oyó le dijo "sí, de Messi". Y el padre al niño "jo hijo, como te fijas". Nos bajamos en Piazza San Marco tras recorrer todo el Gran Canal y fuimos a tomar un café. Esta vez nos salió a 3 €. Pero lo dicho, un caffè latte italiano es como tres cafés con leche de aquí o más. La anécdota de esta cafetería fue que cuando estaba esperando para entrar al baño la camarera vino donde mí y me dijo "signorino, no public WC". La dije que estaba allí tomando un café. Me mira y me dice "oh, perdona amigo". Todo esto mientras me estaba pegando unos meneos que pa qué.
Tras callejear y hacer unas cuantas fotos por ahí, aparecimos en Rialto, donde cogimos el Vaporetto de nuevo, esta vez con dirección Piazzale Roma. Queríamos volver al Lido por todo el Gran Canal de noche. Hicimos tiempo a que anocheciera junto al puente de Calatrava, viendo el ir y venir de la gente, hasta que cogimos el vaporetto. Antes de lo cuál nos tomamos otro café, esta vez un descafeinado (más barato pero más pequeño: 1,20 €).
Fuimos a coger el vaporetto. Como había mucha gente, esperamos al siguiente, para coger mejor sitio. Nos sentamos en la parte de atrás, en la calle. Si Venecia es precioso de día, de noche es mágico. Impresionante poder disfrutar de un paseo por el Gran Canal de noche.
Una vez en el Lido fuimos al puesto de pizza que descubrimos anoche. Nos cogimos una pizza "no se qué London", que tenia tomate, mozarella, cebolla y no sé qué más, pero que estaba muy buena, con unas patatas fritas. Pregunté al chico qué dónde podríamos ver el Madrid-Barça. No sabía. Pero un compañero nos dijo que en un pequeño bar que había al final de la calle. También estuvimos charlando de fútbol. Me dio todos los resultados de la jornada. Los de España y los de Italia. Él era de la Juve.
Tras cenar en un banquito, fuimos a buscar el bar. Le encontramos. Era muy pequeño, y además la tele estaba en la calle, con las mesas fuera. Bastante frió habíamos pasado durante el día como para coger más ahí sentados. Y ni si quiera sabíamos si lo daría, porque eran casi las 22.00 y estaba puesto el Milan-Sampdoria,que iba por el minuto 50 (1-0, aunque acabaría con victoria local por 3-0).
Así que fuimos al hotel. Y cuál fue mi sorpresa que el chico de la recepción estaba viendo el partido por internet. En vez de quedarnos allí con el viéndolo, que no tenia sonido, nos recomendó ir a un bar que estaba cerca del hotel.
El bar en cuestión de lujo. Pantalla gigante, como de cine, con los comentarios en español. Flaman. y allí estaba nuestro compatriota culé. Menos mal, porque ya pensé que iba a perderme mi primer clásico en años. Y el resultado todos le sabemos (noticia Marca).
Y de allí al hotel, a dormir. Nuestra última noche en Venecia. Mañana otro día de transición: viaje a Pisa.
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