El sábado al mediodía se fue la luz en mi casa. Y con la luz el router. Murió. Tras varios intentos de enciende apaga, reinicia, resetea en balde lo dejé por imposible. "A ver si mañana cuando lo encienda funciona", pensé. Como los aparatos electrónicos no se solucionan durmiendo como las resacas, el domingo el puñetero seguía igual, parpadeando. La luz apagada, música bakalao y unas gogo´s y ya teníamos discoteca. Nada, sin internet. Y para qué sirve un ordenador sin conexión a internet a parte de para jugar al solitario o al buscaminas. Pa´ná! Bueno, yo cuando no tenía internet hacía montajes fotográficos. Algún día los volveré a sacar a la luz, aunque eran penosos...
El domingo intenté hablar con el servicio técnico, pero se ve que ese día Telefónica tiene pocos efectivos para timar, digo, ayudar. Así que desistí y lo dejé para ayer, que ya conseguí hablar con ellos y a la primera. Con una chica bastante maja. Sin calcetín en la boca, cosa que es de muy agradecer, ya que es difícil dar con una persona a la que se la entienda en Telefónica.
Y hoy ha venido un técnico. Uno del servicio técnico de Telefónica, no un entrenador de fútbol, que todo hay que explicarlo. Y arreglado está. Y eso os contaré...
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