lunes, 9 de septiembre de 2013

I forgot my phone

La ciencia ficción, en innumerables ocasiones, ha propuesto un escenario apocalíptico en el que las máquinas capaces de inteligencia artificial se rebelan contra sus creadores: los humanos. La llamada rebelión de las máquinas.



Aunque no de manera tan directa, las máquinas se están apoderando y dominando, cada día más, nuestras vidas. Aunque la mayoría de ellas hacen nuestra vida más fácil, o para eso se crearon, parece que en vez de facilitarnos las cosas, las complica.

¿Y es que quien no ha vivido un ataque de nomofobia? En mayor o menor grado... todos. Perdón, muchos ni sabréis lo que significa el término (yo sí porque lo vi en 'Lo sabe, no lo Sabe'), se trata del miedo irracional a salir de casa sin el teléfono móvil. Según un estudio, lo sufrimos el 53% de los españoles (ver).

El teléfono móvil, se ha convertido en un imprescindible en nuestras vidas. En una parte más de nosotros. Está la cabeza, el tronco, los brazos, las piernas y el móvil. Pero lo malo es que su presencia a veces incomoda más que la vecina que te espía por la mirilla cuando llegas a casa.

Por culpa de la electropolución, nos perdemos cosas por querer recordarlas para siempre. Qué frase más chunga, pero es así. ¿Quién no ha ido a un concierto y, en vez de disfrutar de la canción al máximo, ha cogido el móvil y se ha puesto a grabarla? Por poner un ejemplo...

Seguro que muchos os sentís identificados con el siguiente vídeo. Por parte de la protagonista, Charlene deGuzman, o por los que la acompañan en el corto, aferrados a sus smartphones...



El corto, dirigido por Miles Crawford, está escrito y dirigido por la actriz protagonista del mismo, Charlene deGuzman, quien colgó el vídeo en su canal de YouTube hace dos semanas y que ya ha recibido más de 22 millones de visitas. 

Una producción simple, pero efectiva para reírse de la adicción de nuestra sociedad a los teléfonos móviles y que se ha convertido ya en el vídeo viral de moda, en el que repasa diversas situaciones en las que demuestra que la conexión permanente a la que nos hemos acostumbrado gracias a nuestros smartphones, nos acaba desconectando del mundo real, así como lo ridículas que resultan estas situaciones vistas desde fuera.

Yo reconozco haber actuado en muchas ocasiones de forma tan patética como lo hacen las personas que aparecen en el vídeo. ¿Y tú?

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