Hoy lo he notado mientras repartía. Cuando iba por la carretera de Maliaño a Revilla, la que pasa por delante del polígono de Trascueto, lo vi claro: el otoño ya está aquí.
Me dí cuenta porque las hojas secas de los árboles se venían hacia mí, empujadas por el viento en una armónica danza. Las hojas iban y venían para acabar estrellándose en un suelo cada vez más plagados de marrones hojas.
Se nos acabó, ahora sí, el verano. De aquí a ir hasta arriba abrigados... cuatro días. Y si no al tiempo.
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